Viernes 19 de Abril del 2024

Chile y la violencia

 

Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo

El título de esta nota es la consigna portada por una joven en protestas anteriores a la grandiosa manifestación del domingo 8 de marzo en Santiago. Una de las tantas fotos del “Chile despertó”. Lo interesante del cartel no es lo del miedo, el valor nunca les ha faltado a las mujeres chilenas, al contrario, las destaca. Ahora se suman las jóvenes, el cartel muestra la juventud de la portadora, desmintiendo eso de que “la juventud no está ni ahí”. Y mostrando que siendo tan joven conoce su historia. En su mensaje la chica nos dice que a su género le han venido quitando mucho antes de que le “quitaran el miedo”.

En mi opinión, a partir del domingo el mensaje de esta joven nos anuncia que la pérdida del miedo crecerá y de verdad, ha crecido a lo largo de los meses de protestas desde el 18 de octubre, lo que nos entrega una de las razones de esa conmovedora jornada del 8M reivindicando los derechos de la mujer tan negados por todos los siglos. Porque el cartel que comentamos nos anuncia también que las participantes del 8M tienen plena conciencia del despojo que el sistema le viene imponiendo a todo el pueblo chileno desde la dictadura. Es en ese punto que encontramos lo que nos conduce a redactar estas notas: la historia está con la protestas. Argumento: a) se ha escrito ya sobre el respeto a las estatuas de los héroes del pueblo, mientras que las de los generales Baquedano, Serrano y hasta las de Pedro de Valdivia han sufrido la ira popular; el pueblo sabe a quién venerar; b) parte más que relevante de las protestas feministas es la presencia de las mujeres emblemáticas de la larga lucha feminista chilena -por estos días, la prensa ha debido referirse al ingreso de las primeras mujeres a la universidad en la segunda mitad del 1800 y a las primeras médicas y abogadas del mismo tiempo- nuestras heroínas de inicios del siglo 20, Gabriela Mistral, Elena Caffarena, Olga Poblete, Gladys Marín, vuelven a la vida en las marchas y las acompañan, en la del 8M mujeres arquitectas decoran la sede del Colegio, a pocos metros de la Plaza de la Dignidad, con consignas y dos grandes retratos de Ana María Barrenechea recordándola como iniciadora de la comisión de derechos humanos de esa organización gremial.

En otras palabras, podemos decir que la historia está con los manifestantes. Es parte de sus contenidos y por tanto, de su fuerza. Un movimiento social sin historia es bastante vacío. Sin saber qué es lo que “nos están quitando”, no tenemos ni protesta ni propuesta verdaderamente válida.

Se dice, además, que las manifestaciones de la Plaza de la Dignidad carecen de conducción política. Pero si observamos bien, sí tienen contenido: histórico y reivindicativo. Ese es la base que orienta, por tanto, es parte de la conducción. De ahí que el gobierno solo pueda argumentar que las protestas, son violentistas, le faltan argumentos. Por otro lado, quien no vea detrás de las manifestaciones la capacidad de organizarse en la autodefensa, en la atención al herido, la creatividad de los eventos musicales y actuaciones, sosteniendo las demandas y exigiendo justicia, equidad, sueldos y pensiones dignas, educación y salud gratuitas a cargo del estado y varios etcéteras más, niega simplemente el papel de las

organizaciones sociales, de la Central Unitaria de Trabajadores y los comandos por una nueva Constitución que emane de lo que se está planteando en la calle. Niega también a los partidos políticos que se participan en los comandos. Es en esto que reaparece el “nos quitaron tanto” de la joven y su cartel. En la histórica manifestación del 8M y la huelga del lunes 9, las mujeres demostraron que saben “qué” les quitaron y se arriesgaron por “recuperar” lo avanzado por sus heroicas antecesoras y “quitado” por la dictadura y el fraude democrático del modelo neoliberal.

Germán Perotti

Estocolmo 11 de marzo 2020


 

 

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