Viernes 19 de Abril del 2024

El Coraje De La Libertad

 

El Coraje De La Libertad

El Siglo - 15/03/2017

Los crímenes de lesa humanidad, por su naturaleza y condición, no pueden ser objeto de un trato similar a los de los delitos comunes.

Eduardo Contreras
Abogado

Bajo ese título, la noche del 9 de septiembre del 2002, en la hermosa Villa Visconti d’Argona de la ciudad de Sesto San Giovanni, Milán, Italia, en la actividad a la que fui invitado expuse al público italiano la situación de los procesos judiciales por los delitos cometidos por la dictadura de la derecha chilena. Pinochet estaba vivo, el debate jurídico era intenso y, pese a las trabas del Estado, la lucha de los familiares avanzaba. Esto interesaba vivamente a los más amplios sectores de todo el mundo, menos acá en nuestro país, donde cierta indiferencia ya asomaba.

En el evento evocado, Giorgio Oldrini, alcalde de la ciudad, había centrado el debate en torno a “la necesidad de la Memoria y la tentación del Olvido”. Han pasado los años y mientras en el ámbito internacional persiste el interés por el esclarecimiento y condena por los horribles crímenes, en Chile no es materia central. Esa indiferencia hace posible los retrocesos y estimula a los piadosos de última hora -incluidos algunos candidatos presidenciales- que abogan por “los pobres ancianos de Punta Peuco”, o hasta la más alta autoridad del Poder Judicial, que sostiene que nadie debe morir en prisión. No se escucharon voces similares en tiempos de la dictadura.

Si los sectores más avanzados de la sociedad no asumen hoy que este tema es crucial para el futuro democrático de Chile, hechos como los del 1973 pueden volver a repetirse. La tentación del olvido, así como la vieja trampa de la “reconciliación”, fue impulsada por el propio Pinochet en su tiempo. Le hicieron coro no pocos sectores de los gobiernos post dictadura. Lo grave es que hoy la asumen algunos “demócratas”.

Escribo estas líneas mientras supuestamente –solo fue un rumor- se apagaba la vida de uno de los principales responsables de esa tragedia, Agustín Edwards, antiguo golpista, el mismo que pocos días después del triunfo de Allende, en septiembre del 70, viajó a golpear las puertas de la CIA. En el proceso contra los sediciosos que lleva el juez Mario Carroza, Edwards ha reconocido esos encuentros. Pero el paso del tiempo, la edad de los inculpados y la lentitud del viejo procedimiento penal aplicable a estos casos hace que varios de los que deben ser condenados ya hayan fallecido.

Otro asunto es el otorgamiento indebido de beneficios a los criminales de Pinochet. Un caso reciente es la liberación de Francisco Toledo, uno de los asesinos, en 1985, de los hermanos Eduardo y Rafael Vergara Toledo.

Hace ya muchos años que en todo el mundo quedó establecidos que los crímenes de lesa humanidad, por su naturaleza y condición, no pueden ser objeto de un trato similar a los de los delitos comunes. Requisitos y exigencias son muy diferentes. Pero en nuestro país dichas normas han sido violadas más de una vez. ¿Qué organización de masas ha protestado por ello?

Con todo, en los más de 1.200 expedientes surgen valiosos antecedentes, como en la causa 7.981 – D, donde se descubre la existencia de laboratorios químicos secretos del Ejército, encargados de producir toxinas botulímicas desde hacía muchos años; no era sólo el químico Berríos y la información resulta importante para casos como el del presidente Frei o el de Pablo Neruda.

No hablamos de cuestiones del pasado, sino de hoy y de mañana; así lo han entendido algunas decenas de jóvenes abogados o egresados que asesoran voluntariamente a la Asociación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP). Ojalá se logre despertar igual interés en el conjunto de la sociedad. No se trata de temas puramente jurídicos o judiciales y urge abrir los ojos y la conciencia de muchos.

Publicado por: www.elsiglo.cl

 

 

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