Miercoles 17 de Abril del 2024
PABLO NERUDA: SUS FUNERALES PRIMERA EXPRESIÓN ANTIFASCISTA
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 23 de septiembre de 1973 fallece (¿asesinado?) Pablo Neruda. El 25, sus funerales son la primera manifestación pública antifascista.
El periodista Sergio Villegas escribe en “Funeral Vigilado” (Berlín, 1984):
“Bello: Atravesamos la Avenida Perú. Al enfilar Santos Dumont, los que habían llegado en auto comenzaron a bajar para seguir a pie.
Nunca vi mayor expresión de duelo en una multitud. En esas fisonomías se unían la desolación causada por la muerte de Pablo y la vigilia tensa que imponían por el terror los militares facciosos.
‘¡Viva Pablo Neruda!’
‘¡Viva el Partido Comunista!’
Cada cierto trecho, desde el centro del desfile alguien leía en voz alta. Llevaba un libro de Neruda abierto en las manos.
‘Chacales que el chacal rechazaría
piedras que el cardo seco mordería escupiendo
víboras que las víboras odiarían!
‘Compañero Pablo Neruda...
‘¡Presente!’
Este grito se repetía tres veces. Nadie se ocultaba. Nadie tenía miedo. Muchos respondían ‘presente’ con el rostro mojado por el llanto.
Luis Alberto: Era ‘España en el corazón’. El presidente del Sindicato Quimantú sacó el libro y empezó a leer con voz fuerte. Poco después aparecieron otros recitadores. Había mucha gente que se sabía esos versos de memoria...
Los periodistas extranjeros, que andaban por todas partes, se acercaban a preguntar y nosotros les contestábamos apenas, temiendo que se tratara de policías...
Aída: Cuando entramos al cementerio, íbamos ya cantando abiertamente y en realidad sollozando La Internacional. Había mucha gente esperando. Se empezaron a vocear nombres de nuevo. El de Pablo. Se me acercó Irma de Almeyda y me dijo: ‘No hemos nombrado a Allende’ Íbamos atravesando la cúpula de la entrada en ese momento. Y hacia arriba, hacia la cúpula, grité con todas las fuerzas que me quedaban: ‘¡Salvador Allende!’... Y vino el coro entonces: ‘¡Presente!’ Había un abogado del sur por ahí cerca y escuché que decía: ‘Estos comunistas no van a aprender nunca’. Vi a Alone muy afectado, y a Fernando Castillo, el rector de la universidad Católica, que sollozaba. Empezó a oírse la voz de Chela Álvarez muy fuerte...
Loyola: Yo había quedado rezagado y cuando me reincorporé al cortejo, en Avenida La Paz, confieso que quedé helado de pavor, pues ya en un tono crecientemente alto la gente iba cantando La Internacional, puño en alto, todos sin distinción: Gente que jamás pensó ser comunista, simplemente escritores o amigos de Pablo, sintieron tal vez que no había mejor modo de expresar lo que llevaban adentro que alzar el puño y cantar ese himno.
Los soldados rodeaban la plaza que queda frente al cementerio. Estaban a la vista. Yo creí que era cosa de segundos la descarga de metralleta cuando alguien de gran vozarrón empezó a gritar: ‘¡Compañero Pablo Neruda’ y todos contestamos ‘¡Presente!’ Se repitió el grito dos o tres veces y las respuestas crecían en fuerza, pero de pronto el grito fue: ‘¡Compañero Víctor Jara!’ y a todos se nos quebró la voz porque era la primera vez que se nombraba a Víctor en público denunciando su asesinato. ‘¡Presente!’ contestamos todos lo mejor que pudimos.
Pero entonces se produjo un silencio y enseguida, como tomando aliento, la voz gritó con todas sus fuerzas: ‘¡Compañero Salvador Allende!’, pronunciando el ‘Allende’ en forma muy marcada.
Y allí la respuesta fue una especie de aullido ronco, quebrado, distorsionado por la emoción y por el terror y por las ganas de gritar de modo que se oyera en todo el mundo: ‘¡Presente!’ Yo creo que ahí se nos pasó el miedo a todos, porque ahí no había ya nada que hacer. Más valía morir con el puño en alto y cantando La Internacional, y así cantando a voz en cuello, todos llorando, entramos al Cementerio General. Tal vez la presencia de muchos periodistas extranjeros nos salvó”.
¡Pablo Neruda: Con su poesía combatió, combate y seguirá combatiendo!
Federación Nacional Victor Jara - Estocolmo, Suecia
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