Viernes 29 de Marzo del 2024
Acerca de la democracia, una
discusión siempre actual y necesaria
David Mc Conell
Pericles, en el siglo V antes de nuestra era escribía: “Nuestro régimen es democrático porque el poder no está en manos de la minoría sino de todo el pueblo”. La idea expresaba el gobierno de todos a diferencia de la aristocracia, gobierno de selectos, y monarquía el gobierno de uno.
Con el término del largo periodo de la comunidad primitiva en la historia de la sociedad humana se da comienzo a la sociedad dividida en clases sociales y con ello la aparición del Estado.
El Estado es la forma de organización de la clase en el poder y lleva consigo la represión de la clase oprimida. Bajo las condiciones del capitalismo es una minoría la que oprime a la mayoría y el Estado la maquina coercitiva garante del dominio, explotación y opresión.
Al hablar Pericles de régimen democrático, se está refiriendo al régimen esclavista y cuando utiliza la palabra “pueblo” está pensando en los dueños de esclavos y los “ciudadanos libres” o sea a una parte de la sociedad. Dicha parte no contemplaba a las mujeres, a los esclavos, a los extranjeros, ni a los parias. En su conjunto estos sectores eran tanto, o más numerosos que el “pueblo” de Pericles.
Esparta y Atenas eran ciudades relativamente pequeñas y era posible la reunión en grandes asambleas de los “ciudadanos libres” para debatir directamente sin intermediarios, los problemas ligados a sus intereses. Para Pericles el régimen es democrático cuando el poder está en manos del pueblo y el pueblo participa y decide todos los asuntos del Estado.
Por tanto ya en los tiempos del esclavismo existían regímenes esclavistas democráticos y regímenes esclavistas no democráticos, igual cosa sucedió al final de los regímenes feudales, presionados por la burguesía naciente, pues los hubo democráticos y no democráticos, siguiendo los conceptos utilizados por Pericles.
Las variadas formas de participación del pueblo en los asuntos del Estado en regímenes feudales democráticos fueron a través de instituciones que incluso hoy perduran, como las Cortes en España, el Parlamente en Inglaterra, la Duma en Rusia y los Estados generales en Francia. Estas instituciones permitieron la participación en los asuntos del Estado no solo de la nobleza y el clero sino también de parte de la naciente burguesía; el resto de la sociedad, las mujeres, los siervos, los trabajadores, campesinos, artesanos y parias no participaban de los asuntos del Estado, por el contrario eran sojuzgados por ese Estado, por ese poder.
La sociología marxista entiende por pueblo algo diametralmente opuesto a la concepción de Pericles, pues hoy la categoría pueblo comprende a todas las clases y capas de la población oprimidas por la clase que detenta el poder en el régimen capitalista, la burguesía.
Con el desarrollo de las relaciones capitalistas de producción se produce una diferenciación incluso dentro de la burguesía y es ahora la oligarquía financiera, la fusión de los monopolios de la banca y de la industria, la que domina y expolia a toda la sociedad, incluida la mediana y pequeña burguesía.
La oligarquía financiera no está interesada en la democracia, al contrario se opone a ella con todos sus medios y para ello dispone del aparato del Estado comprendidas las instituciones armadas.
Las clases y capas de la población sojuzgadas por la oligarquía financiera son las más interesadas en desarrollar la democracia, es decir, desarrollar acciones políticas para acrecentar la participación del pueblo en los asuntos del Estado, para que el Estado decida y actúe en defensa de sus intereses que son los intereses de la inmensa mayoría, y no en defensa de los interese de unos pocos.
A ese cambio radical, a la transformación del carácter de clase del Estado capitalista en otro distinto, los comunistas lo denominan… Revolución.
Volodia Teitelboin ex Secretario General del Partido Comunista de Chile dijo al respecto… “el futuro de la Revolución es inseparable de la lucha por la Democracia, y esta a su vez, es inseparable de la renovación de la sociedad” (Araucaria N.47, p, 132).
Si el desarrollo de la Democracia depende de la participación del pueblo en los asuntos del Estado y esa participación es… “la práctica”, el concepto de Democracia…“la teoría”, llega a ser conciencia de muchos y redunda nuevamente en la práctica, en la participación de miles y miles organizados. Los organizados representan a la “conciencia materializada”, a la que realmente temen los oligarcas. En contra de ellos en particular, en los momentos álgidos de la lucha está orientado todo el poder del Estado.
El ex secretario General del Partido Comunista español Julio Anguita escribió:… “pedir más democracia dentro del capitalismo es como pedirle a un tigre que se haga vegetariano”. Anguita tiene razón si el problema lo reducimos a peticiones, “en el pedir no hay engaños” dice un dicho popular y es fácil comprobarlo en la historia.
Pero los logros y triunfos en la lucha por la democracia no han estado ligados solo a “peticiones” sin las cuales no hay avances, si no a exigencias, a luchas organizadas, a movilizaciones masivas. Sin lucha no ha habido desarrollo de la democracia en ningún régimen pre-capitalista, así como tampoco de la democracia burguesa, cuando ha existido. Esa lucha aproxima, acerca, el salto cualitativo en la propia democracia burguesa, transformándola por primera vez en la historia en una democracia de la mayoría, para la mayoría o sea en otra democracia, con otro carácter de clase.
No es correcto por tanto, decir ahora, que la vía que posibilitó el triunfo de la Unidad Popular, fue una “vía institucional” pues la lucha expresada en el Programa contemplaba el cambio del carácter de clase de las instituciones y eso significaba el término de esas instituciones. Ahora si se quiere decir que se “utilizaban las instituciones”, los partidarios de esa tesis saben por Marx y Lenin que la lucha es “por arriba y por abajo”, si hubiese sido por las “instituciones” los pobladores nunca habría obtenido casa, fue la lucha de los pobladores a través de tomas de terreno que lograron cumplir el “sueño” de la casa propia. ¿O las miles de huelgas ilegales que lograron subir los salarios de los trabajadores, fueron hechas cumpliendo lo que las “instituciones permitían”?
¿Qué pretenden entonces algunos teóricos con esa tesis? Serán ellos los llamados a explicarla, hasta ahora no han dado argumentos y se pierde el tiempo en tonteras.
O la “crisis de representatividad” del Parlamento porque el pueblo no estaría suficientemente representado. Si nos referimos a la clase obrera, mientras exista capitalismo, nunca estará suficientemente representada y cuando lo esté, ese Parlamento tendrá otro carácter de clase, será otro parlamento. Por tanto la “crisis de representatividad” nace con el capitalismo y termina con el fin del capitalismo. Teorizar acerca de esta crisis es desviar la atención acerca de la verdadera crisis del capitalismo, su incapacidad de solucionar los problemas reales de la gente.
¿Qué carácter de clase tendrá la democracia resultante de los éxitos de la lucha?...el carácter de clase de las clases que participen en el cambio, de las clases que impulsen las transformaciones. En ese cambio será determinante el rol de la clase obrera organizada.
La política tiene variados aspectos y aristas pero lo esencial es y será siempre la relación entre clases y capas con respecto al Estado, mientras el Estado exista. La política y con ella la ideología, es, ha sido, y representará: la expresión sistematizada de las ideas de una clase determinada sobre la organización política de la sociedad; las formas de Estado; las relaciones entre las distintas clases y grupos sociales; su papel en la vida de la sociedad; las relaciones con los demás Estados y Naciones, etc.
Si democracia es la participación relevante de las clases y capas en las labores del Estado, y la política la relación entre clases con respecto al Estado, en cualquier etapa de un régimen de clases sociales, la política y la democracia tendrán estrecha relación. La política y la democracia nacen con la aparición del Estado y se extinguirán cuando el Estado desaparezca, no serán necesarias. Esto naturalmente se dará en un espacio de tiempo prolongado. La política es expresión concentrada de la economía y por ser expresión concentrada de la economía tiene primacía.
Por sobre la base de la sociedad, las relaciones de producción, se encuentra la superestructura, a ella pertenecen: a) las ideas sociales, los estados de ánimo, los sentimientos sociales, es decir la ideología y la sicología social. b) las instituciones, el Estado, los Tribunales, la iglesia, los partidos y las diferentes organizaciones. c) Las relaciones sociales, las relaciones ideológicas o de superestructura.
Las relaciones sociales, más amplias que las relaciones de producción, denominadas también materiales o primarias, derivan a las secundarias o de superestructura, las relaciones ideológicas. Las relaciones políticas, jurídicas, morales, religiosas, filosóficas, estéticas, surgen después de pasar previamente por la conciencia social y se expresan en la ideología que en cada sociedad dividida en clases se manifiesta como intereses de clases sociales. La ideología es producto de la actividad consciente y requiere esfuerzos especiales de los ideólogos. A este nivel las ideas y opiniones tienen expresión teórica y el hombre piensa con conceptos y representaciones más complejas, basadas en una experiencia más amplia, histórica y contemporánea.
La ideología es un sistema de opiniones, visiones, más o menos armónicas; postulados e ideas políticas, filosóficas, morales, estéticas y religiosas, profesadas por una clase o partido político.
Si la ideología es reflejo adecuado de las relaciones sociales, la ideología será científica. Será, no científica, si el reflejo es ilusorio, desfigurado e incluso fantástico de las relaciones sociales. La clase obrera concluye de las ciencias sociales sus postulados, su programa. Del estudio de la sociedad, de la estructura de clases, del rol jugado por la clase que está en el centro del que hacer económico, social y político extrae los principios que guiarán su lucha contra la explotación. Por tanto, las tendencias del desarrollo de la sociedad, le indica a la clase obrera, las tareas políticas, sociales y económicas a materializar para solucionar los graves problemas creados por un sistema de producción basado en la explotación del hombre por el hombre, el capitalismo.
La clase obrera comprueba en la práctica si lo aprobado en sus organizaciones a través de Congresos, favorece o no el desarrollo de la propia lucha por la conquista de una nueva sociedad, una sociedad sin explotación.
Si la ciencia económica demuestra que la tendencia acelerada de la producción en el capitalismo, es cada vez más social, y la apropiación es cada vez más individual, la ideología científica concluye que la tarea consiste en acelerar el proceso e invertir la pirámide, que no solo lo producción sea social sino también la apropiación. A las ideas opuestas a las tendencias del desarrollo las llamamos “ideología no científica”, son ideas para mantener el statu quo.
El hombre en sociedad no siempre ha necesitado del Estado. El largo periodo de la historia de la humanidad denominado Comunidad Primitiva, no necesitó del Estado ni de la política, ni de la democracia por no existir propiedad privada sobre los medios de producción y por consiguiente la imposibilidad de clases sociales. Todo se realizaba en comunidad. Se producía en común y se consumía lo producido por todos. Se enfrentaban las dificultades y soluciones en común. Los grupos humanos eran relativamente pequeños en comparación con las ciudades actuales.
La conciencia social se expresa como sicología social, como sentimientos, estados de ánimo, pensamientos, costumbres, incitaciones. A este nivel el hombre piensa con conceptos elementales .Las ideas y opiniones tienen carácter empírico y los aspectos intelectuales se entrelazan con los emocionales. La sicología social se forma por sí misma, de manera espontánea en el proceso vital y de interacción de los individuos y es producto de la percepción directa del mundo que los rodea. En el presente ocurre de la misma forma y la sicología social pasa a constituir la conciencia habitual, más amplia que la sicología social.
La democracia nacida con la aparición del sistema capitalista de producción hereda instituciones creadas en el anterior sistema de producción, transformándolas y adaptándolas a sus intereses económicos de clase. A su vez la naciente burguesía crea otras que integran la superestructura de la sociedad capitalista actual. Históricamente la democracia capitalista o burguesa aparece después de las revoluciones burguesas de Inglaterra y Francia y las ideas de igualdad ante la ley, de libertad individual, principios progresistas revolucionarios dirigidos contra el feudalismo para liberar la servidumbre, se transforman en hipocresía una vez tomado el poder político por la burguesía. Sin estas revoluciones, la burguesía no habría podido crear las instituciones actuales en que la democracia se manifiesta. Sin la activa participación de la naciente clase obrera y de las masas populares en esas revoluciones no habría sido posible: el sufragio universal, la división de los poderes, la inviolabilidad del individuo, el secreto de la correspondencia, la libertad de conciencia entendida en el sentido de profesar cualquier religión o ser ateo, las libertades de palabra, prensa, reunión, traslado, etc.
Si lo vemos históricamente es un avance gigantesco, pues ni en el esclavismo ni en el feudalismo hubo condiciones para que los oprimidos adquirieran conciencia como clase, “conciencia de clase”. No significa esto que no hubo rebeliones en contra de los opresores, en todos los periodos las hubo. Espartaco es el mejor ejemplo de la rebelión de los esclavos en contra del régimen esclavista de Roma, la lucha duró más de diez años y al final fueron derrotados sangrientamente.
Sólo con la llegada del capitalismo se dan las condiciones para que la clase oprimida, el proletariado, se organice en grandes sindicatos y cree su propio partido político. Sin parlamentarismo y sin sufragio universal habría sido imposible el portentoso desarrollo de la clase obrera que no ha escatimado esfuerzos utilizando todas las formas de lucha posibles para establecer regímenes realmente democráticos. Pero por artificios reales, jurídicos y políticos, las más amplias masas de trabajadores no tienen la posibilidad de acceder integralmente a los derechos y libertades proclamados por la democracia en las condiciones del capitalismo, allí donde existe democracia naturalmente. La democracia se vuelve hipócrita, falsa, mezquina y estrecha y a los oprimidos se les llama a votar periódicamente para decidir por los individuos de la clase burguesa que los ha de representar en el parlamento.
Para que ello ocurra, y los oprimidos permanezcan adormecidos, abúlicos, indiferentes, se necesita no sólo el poder económico, sino también un aparato ideológico, propagandístico, político, y coercitivo (los institutos armados, la policía, para que repriman bestialmente a la mayoría cuando esta osa plantearse terminar con las injusticias).
Los ideólogos de la burguesía crean toda suerte de teorías político-sociales apelando a la “naturaleza humana” acerca de lo bueno o malo de la democracia, para ocultar el contenido de clase de la democracia y de las verdaderas causas de los males de la sociedad y mantener las relaciones capitalistas de producción. El objetivo de la ideología burguesa apunta a la desmovilización de los trabajadores y capas sociales en su lucha por el logro de conquistas verdaderamente democráticas.
Al pasar el capitalismo a su fase imperialista se producen cambios en las formas de dominio nacional e internacional, afectando seriamente el desarrollo de los países dominados a nivel planetario. Se crean de esta manera bases objetivas para que junto a los trabajadores, los más interesados en el desarrollo de la democracia, participen otras capas y clases afectadas en sus intereses económicos y sociales e inicien acciones y elaboren programas políticos de manera mancomunada contra la oligarquía financiera, fusionada con las grandes transnacionales.
Las potencialidades democráticas y revolucionarias de las clases y capas sociales son naturalmente diferentes, dependiendo del rol que cada una juega en un sistema de producción, las relaciones con respecto a los medios de producción y el papel desempeñado en la organización social del trabajo. O sea el mayor o menor grado de potencialidades democráticas depende de factores objetivos. Se deben por tanto dilucidar dichos factores y uno de los más importantes en la determinación de la clase que está en el centro del acontecer, la poseedora de la más alta cuota de responsabilidad y el mayor potencial democrático y revolucionario, es aquella unida directamente a las fuerzas productivas más modernas de la gran industria: la clase obrera.
Como clase explotada y desposeída en absoluto de medios de producción, la clase obrera es la más interesada en acabar con la propiedad privada sobre los medios de producción para transformarlos en propiedad social, teniendo en cuenta precisamente el carácter cada vez más social de la producción y del trabajo, y la apropiación cada vez más individual por un puñado de magnates, dentro de la sociedad en su conjunto.
Al respecto escribieron C. Marx y F, Engels en el “Manifiesto Comunista: “Os horrorizáis de que queremos abolir la propiedad privada. Pero, en verdad en vuestra sociedad actual, la propiedad privada esta abolida para las nueve décimas partes de sus miembros, existe precisamente porque existe para esas nueve décimas partes. Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad. En una palabra, nos acusáis de querer abolir vuestra propiedad. Efectivamente eso es lo que queremos”. (C. Marx. F. Engels OE en 3 T. Ed. Progreso. 1973. Pág. 126)
La oligarquía financiera trata por todos los medios de reducir la democracia, el poder político no se comparte y se utilizan al máximo las posibilidades otorgadas por el dominio estatal para acrecentar la explotación no sólo de los trabajadores sino de otras capas y clases de la sociedad. Las ganancias se transforman en ganancias monopólicas. El aparato de represión se sofistifica y agiganta en contra de un enemigo interno, se militariza la vida social, económica y política. Es como si un monstruo tratase de engullirse a sí mismo. Si al principio, pese a todas sus limitaciones el Estado burgués contribuía al progreso de la sociedad, hoy es un freno, el mayor freno al progreso y al desarrollo.
Estas contradicciones quedan ocultas en una discusión superficial acerca de la democracia y el Estado. Los dominadores seguirán insistiendo que el Estado es un organismo de todo el pueblo, los representa a todos, y como a veces se logra algo a través de la lucha, se perpetúa en parte de la población la idea de mejorar lo existente mediante reformas.
La clase obrera y su Partido son los principales luchadores por reformas democratizadoras, pero a la vez hacen hincapié en el fin del dominio político y económico de la oligarquía financiera como único camino viable para terminar con la explotación imperialista, a esta etapa, establecida en un Programa con tareas bien definidas, los comunistas la denominan “revolución democrática antiimperialista” y en ella pueden participar todas las clases y capas de la población impedidas en su desarrollo por el dominio imperialista aliado a monopolistas del país. Más aún, solo la clase obrera en su rol de clase dirigente puede garantizar el desarrollo material de las demás clases y capas interesadas en terminar con el poder imperialista en tanto estas conformen con ella un frente en común.
Los ideólogos del imperialismo crean teorías, argumentan, y llevan a cabo medidas en contra de la “burocracia estatal” pero no para terminar con la burocracia si no para favorecer las ganancias de sectores de la burguesía, privatizando funciones del aparato estatal: salud, educación, pensiones y todo tipo de servicios. Se disminuye el gasto social estatal conquistado en largas décadas de lucha por los trabajadores y se les dice… “¡Observen , la salud privada y la educación privada es mejor ¡”. Se crea una educación para los ricos, una salud para los ricos y sistema de pensiones para el Ejército y las fuerzas armadas. O sea con el pretexto de “achicar”, “desburocratizar” el aparato de Estado no hacen sino ponerlo a disposición de la oligarquía financiera para lograr más ganancia aún y utilizar más “eficientemente” todo su poder. Hasta los cementerios tienen ahora capitales norteamericanos.
Y se dan tales paradojas como las que los representantes de la oligarquía financiera anuncian su oposición a la gratuidad de la educación porque los ricos deben pagar su educación y con este argumento se oponen a que el 95% de la población que no puede pagar no tenga financiamiento estatal. En los hechos están en contra del 95% y no en contra del 5%.
Los empresarios organizados aducen que sería antidemocrático si hubiese leyes que prohibiesen la posibilidad de financiar las elecciones. Y el diputado Iván Fuentes, de la DC, en su “cándida ingenuidad”, al ser denunciado por recibir dinero de las empresas pesqueras para su candidatura, contrarias a la pesca artesanal de la que él es dirigente gremial, dice…”¿Pero cómo se puede llegar a la Cámara si no disponemos de dinero?
La Constitución, las leyes, la justicia, el Parlamento, la Contraloría, el Tribunal Constitucional, todo está a favor de los que realmente dominan. Se debe sumar a ello que cuando las fuerzas progresistas logran el Gobierno (Parte del poder político estatal) a través de una elección, con un Programa de reformas mínimas, encuentran mil trabas para llevarlas a la práctica y la oligarquía crea mil subterfugios para aplazarlas o lisa y llanamente cambiarlas en su contrario. Se disminuye el gasto social y se aumenta el gasto en defensa, en contra de un enemigo ahora “interno”.
La democracia burguesa, allí donde existe, es sólo posible por la presión de los de abajo, en particular por los trabajadores. Son las paradojas de la democracia burguesa, ya no es la burguesía la interesada en desarrollarla. La democracia burguesa, allí donde exista seguirá siendo democracia para la minoría que detenta el poder económico y político, o sea los poseedores de los medios de producción. Y aquí no nos estamos refiriendo a los poseedores que trabajan sus propios medios de producción o trabajan con su familia, o a poseedores de medios de producción que contratan mano de obra asalariada pero no realizan reproducción ampliada, e incluso realizándola no son monopolistas. Nos estamos refiriendo a aquellos poseedores de medios de producción, un puñado de grandes monopolistas que apenas sobrepasa la centena y controlan junto a las transnacionales imperialistas el 70% del producto global social de Chile.
El Imperialismo desata guerras e invade a países muy lejanos de sus propias fronteras con el pretexto de la democracia. Goethe en su magna obra Fausto, hace ya más de doscientos años, una frase muy esclarecedora al respecto…”Sería no tener ningún conocimiento de la navegación, suponer que la guerra, el comercio y la piratería no son inseparables”.
Recordemos que la política es expresión concentrada de la economía y es por ello que tiene primacía, por eso la clase obrera al valorar las formas de la democracia burguesa desde el ángulo de sus intereses de clase reconoce en la República democrática la mejor de las formas posibles de gobierno en el seno de las estructuras político burguesas, pues posibilita la prosecución de la lucha por sus intereses bajo condiciones favorables, aunque por su propia naturaleza la democracia burguesa tienda a excluir a los trabajadores del manejo del Estado y consolidar el dominio de los capitalistas. Esta es también una de las paradojas de la democracia burguesa que su propio desarrollo depende de otra clase, la clase obrera, y esto es así porque pese al carácter de clase de las instituciones democráticas, la igualdad formal en política, entra en contradicción irreconciliable con las relaciones de explotación y por tanto se expresan más abiertamente las contradicciones sociales y el papel activo de la clase obrera.
Cuando la clase obrera organizada salió a la calle a parar el intento de golpe de Estado en Contra del Gobierno de Eduardo Frei Montalva en 1969, lo hizo en primer lugar para oponerse a los intentos de establecimiento de una dictadura que terminara con la democracia y para resguardar los avances logrados en largos años de lucha por la clase obrera y sus aliados, las capas medias y parte de la burguesía, la pequeña y mediana.
La lucha por la democracia estará siempre ligada a la solución de problemas concretos y el problema más concreto e importante es asegurar una existencia digna a la mayoría de los ciudadanos. Junto a ello medidas que aseguren la participación efectiva de todo el pueblo en la elaboración y puesta en práctica de una institucionalidad democrática en todos los niveles de la sociedad.
En la historia de Chile y de la mayoría de los países latinoamericanos cuando ha sido necesario para los intereses del capital, las capas más reaccionarias de la burguesía monopólica han suprimido las instituciones democráticas y han establecido regímenes fascistas, llegando la violencia a niveles inconcebibles, obligando al pueblo a defenderse con todos los medios disponibles y todas las formas de lucha, incluida la violencia organizada de masas contra la violencia ejercida en contra del pueblo.
Los altibajos en la lucha no desvían al proletariado en la conquista de una verdadera democracia, una democracia que incorpore a las mayorías en las decisiones del Estado y excluya solo a los partidarios del dominio de la oligarquía financiera.
A la clase obrera no le son indiferentes las formas que toma la democracia en las condiciones de dominio de la burguesía, pues son los trabajadores y las masas populares las precursoras de la lucha en nuevas condiciones por la consecuente realización de las ideas de los pensadores radicales de la burguesía revolucionaria. Por ejemplo, uno de los logros de la Revolución francesa, la revolución burguesa…que “la soberanía radique en el pueblo”, es todavía, después de doscientos veinticinco años una consigna del proletariado chileno. Si solo lográsemos eso en nuestra discusión acerca de la nueva Constitución sería un gran éxito.
El cambio, el salto cualitativo en el cumplimiento de las tareas democrático antiimperialista darán inevitablemente la posibilidad de materializar lo que llamamos Revolución democrática y la creación de un Estado verdaderamente democrático, popular y antiimperialista, este será un régimen de transición relativamente largo con un tipo de democracia que represente los intereses de varias clases, capas y sectores de la población excluyendo a la oligarquía financiera. No será un régimen socialista, pero creará las condiciones para el inicio del término de la explotación del hombre por el hombre y con ello acercará irremediablemente la revolución socialista. La clase obrera deberá jugar en papel principal en la dirección del proceso.
El inicio del término de la explotación del hombre por el hombre requerirá de un nuevo tipo de Estado, un Estado cualitativamente diferente al anterior, un Estado cuya hegemonía la detentará la clase obrera, única clase garante de los intereses de todas las clases y capas sojuzgadas por la oligarquía financiera. Ello posibilitará el desarrollo armónico entre los individuos y con la naturaleza, y solo estará dirigida coercitivamente en su primera etapa contra los explotadores, una ínfima minoría, después el Estado juega un rol catalizador del desarrollo universal de la sociedad.
El Estado se hará necesario en la primera etapa para organizar la sociedad en el sentido de los intereses de la mayoría y proteger el “derecho burgués” de la distribución de los productos y del trabajo, que da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales. “Cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!” (C. Marx, F. Engels, OE en 3 T. Ed. Progreso. 1973. Pág.15)
Y al igual que en la comunidad primitiva pero ahora en un nivel de desarrollo infinitamente superior los hombres se habituarán a reglas y normas de convivencia creadas por los propios hombres en sociedad. Dichas normas se observarán sin necesidad de coacción, sin subordinación, sin un aparato estatal que se hará innecesario. En ese sentido el Aparato de Estado se extinguirá lentamente, la democracia será plena, total, y por tanto se hará innecesaria también.
Hitos de la democracia y del régimen de libertades públicas en la historia de Chile han sido los gobiernos de Frente Popular, las realizaciones democráticas del Gobierno de Eduardo Frei Montalva y las profundas transformaciones en favor del pueblo realizadas por el Gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende. Hoy se trata de ampliar la democracia y luchar para que la mayoría del pueblo se integre y participe en la materialización de las tareas contempladas en el Programa presidencial de la presidenta Michele Bachelet. El Programa de Bachelet si se cumpliese, no sería sino el inicio de toma de conciencia de los afectados en la solución de sus problemas. El inicio de formas de organización del pueblo por sus derechos. El inicio de la conciencia materializada que es la organización del pueblo, a la que realmente teme la oligarquía financiera.
El Gobierno es una parte del Estado y en determinadas circunstancias históricas una parte importante, pero el Estado es mucho más que el mero Gobierno. En el Estado burgués se puede dar la contradicción de un Gobierno que actúe en su contra y aspire a cambiarlo, esa contradicción es la que debe solucionar la lucha de clases. La experiencia de Chile con el Gobierno revolucionario encabezado por Salvador Allende (1970-1973) demostró la necesidad de no subestimar el potencial de reacción del Estado Burgués ante los avances de la lucha de la clase obrera organizada y de otras capas y clases.
Los reales problemas a resolver… gigantescas desigualdades económicas entre trabajadores y poseedores de los medios de producción, en salud, en educación, pensiones, transporte, ecología, depredación de la naturaleza , contra la delincuencia y el narcotráfico, la recuperación de las riquezas básicas, la corrupción desatada inherente al capitalismo, la defensa de los derechos de los pueblos originarios, la solidaria relación con los pueblos hermanos fronterizos, por una nueva Constitución, condena a los criminales y torturadores…etc., deben facilitar e incitar a la población a luchar organizadamente en contra del promotor y causante de las desigualdades...el imperialismo y sus aliados…enquistados en el control del aparato de Estado, poder organizado especialmente en contra de los asalariados.
¿No lo cree?
¿Quién es el garante de las pensiones miserables? El Estado.
¿Quién es el garante de las desigualdades ignominiosas y de las gigantescas ganancias de los empresarios? El Estado.
¿Quién garantiza la impunidad de los criminales, torturadores, y de los ladrones de cuello y corbata? El Estado.
¿Quién garantiza las ganancias a las ISAPRES? El Estado.
¿Quién garantiza las ganancias a la educación privada? El Estado.
¿Quién se opone a la sindicalización? El Estado.
¿Quién garantiza que el 80% de los aportes del cobre al fisco, vaya a las Fuerzas Armadas? El Estado.
¿Quién garantiza las colusiones de los monopolios? El Estado.
Y podríamos llenar varias páginas más. El Estado está metido en todos los ámbitos de la sociedad: económicos, culturales, comunicacionales, educacionales, jurídicos, políticos, etc. Nada es dejado a la espontaneidad. Todo es controlado y pasado por el cedazo del criterio de clase, de la clase que domina.
Un último tema con respecto a la democracia.
¿Se amplía la democracia con elecciones primarias para determinar los candidatos por los cuales votará el pueblo? Veamos las experiencias. En Estados Unidos. se someten a elecciones primarias, previas a la votación oficial los candidatos “republicanos” y “demócratas”. El “demócrata” elegido por las primarias para ser el candidato en las elecciones presidenciales, no difiere en nada de los otros candidatos “demócratas” con respecto a la defensa del régimen capitalista en general y si hubiese diferencias son siempre insignificantes, no cambian en nada la esencia de la política de ese Partido, el carácter de clase. Lo mismo sucede con los republicanos.
Con el ejemplo de Estados Unidos se nos pretende “demostrar” que hay más democracia si en elecciones previas los electores tienen la posibilidad de elegir entre varias opciones. Pero todos los candidatos sin excepción defienden los intereses de los que dominan, los intereses del gran capital. ¿O ha habido en la historia de los Estados Unidos un candidato que haya defendido los intereses de los trabajadores? Cuando se ha perfilado alguno, lo han asesinado. Es una “democracia” que delega, no hace participar a los ciudadanos en los asuntos del Estado. La política real se hace entre bambalinas. Hasta engañan a la población con supuestos enemigos y en nombre de la democracia los invaden y después de pocos años reconocen que se equivocaron.
En Chile ha habido elecciones primarias para elegir candidatos que deberán representar a la Nueva Mayoría en la elección de Alcaldes. No se han puesto de acuerdo los Partidos ni candidatos en un programa comunal para que decidan de acuerdo a ese Programa por la persona más idónea. En Chile cada candidato tiene sus propias ideas o representa las ideas de su Partido con respecto a temas muy sensibles a nivel Comunal. Por ejemplo la des-municipalización de la educación tiene detractores y adeptos en la propia Nueva Mayoría.
¿El candidato de la Nueva Mayoría contrario de la municipalización de la educación recibirá los votos de aquellos que están por la educación privada? ¿Aquellos candidatos a Alcalde partidarios de las farmacias populares y en contra de la colusión de las tres cadenas de farmacias de Chile que definen los precios monopólicos, recibirán los votos de aquellos que han estado por privatizar todo y defienden a las tres cadenas de farmacias? ¿Votará la población por aquel candidato ladrón, sin vergüenza, imputado, que ha hecho participar en licitaciones a parientes y amigos...pero que bajo el argumento… “El que tiene mantiene”… ¿Será candidato de la Nueva Mayoría por el solo hecho de ser actualmente Alcalde? Difícil dilema se le presenta a la Nueva Mayoría.
Unidad en la diversidad decía el Secretario General del Partido Comunista de Italia Luigi Longo después de la segunda guerra mundial, repitiendo la idea de Marx y Engels. Evidentemente las divergencias existen solo en unidad con respecto a algo y para cualquier investigación o modesta opinión acerca de un objeto, fenómeno o hecho es fundamental determinar ese algo, en nuestro caso es el Programa de la Nueva Mayoría.
Las categorías son dialécticas por ser expresión del mundo real es por eso que es imposible concebir la diversidad sin la unidad o la unidad sin diversidad. Si empezamos por la unidad del mundo y la posibilidad de hablar de dicha unidad es por el reconocimiento de que todos los objetos y fenómenos existentes constituyen distintos tipos o propiedades de la materia en movimiento, en otras palabras la unidad del mundo radica en su materialidad que es diversa.
¿A qué viene todo este intríngulis?
A que los Partidos de Nueva Mayoría, diversos, se unieron con un objetivo, materializar un Programa. Las divergencias se han dado, es normal, son partidos diferentes, y se ha mantenido la unidad con respecto a lo general, el Programa posibilitador de la unidad. Si rompo la unidad en la diversidad, dada por el Programa, establezco otro universal, otro general, otro fenómeno, legítimo pero que no es el inicial dado por el Programa. Y eso es lo que está ocurriendo en la Nueva Mayoría, se está rompiendo la unidad. El Programa motivador de la unidad en la diversidad no se cumple, o se cumple a medias, se posterga para el próximo Gobierno o para la década del veinte o treinta y los problemas por resolver no pueden esperar décadas.
Se necesita un programa que refleje las soluciones a las necesidades del pueblo, un programa económico, social y político que refleje los intereses de la inmensa mayoría, hoy, y no mañana. Un programa que apunte a atar las manos a la oligarquía financiera y a los grandes consorcios. Quien lo proponga y logre unir en torno suyo a todas las clases y capas expoliadas dirigirá los destinos de este país. Por el camino de los parches, los oprimidos darán la espalda a los pusilánimes, incluso a aquellos que en el pasado pudieron haber jugado un papel destacado en la lucha por la democracia.
Este artículo ha sido producto de la “relación fraterna y lucha hostil de ideas” con mis camaradas y amigos…David Canales y Juan Cuenca.
Engels decía…”contacto amistoso”, para el caso es lo mismo.
David Mc Conell
Federación Nacional Victor Jara - Estocolmo, Suecia
contactos: director@victorjara.se
© www.victorjara.se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos con mención de la fuente.